Temperatura: Los incrementos de temperatura (80-90ºC) en un medio líquido aumentan la presión de vapor y facilitan la formación de burbujas (cavitación). De esta manera se consigue mayor energía de limpieza.
Frecuencia: Determina el tamaño de las burbujas generadas durante la cavitación. Grandes niveles de suciedad requieren menores frecuencias, con mayor poder de desbaste. Las altas frecuencias se utilizan para aplicaciones de acabado o limpieza de elementos delicados (óptica, joyería)
Aditivos Químicos: Cada aplicación requiere un producto químico a medida y un nivel de concentración, basado en factores como la temperatura de trabajo, el tipo de suciedad, el tiempo de limpieza y el material de las piezas a tratar. Los ultrasonidos potencian el efecto limpiador de los agentes de limpieza, reduciendo su consumo.